En estos albores del año no apetece otra cosa más que
vivir y disfrutar de lugares frescos, verdes, húmedos, cálidos, que nos alegren la
vista, los sentidos y nos permitan actividades de ocio a la vez que permiten
soportar mejor el calor. En esta línea, nada mejor se me ocurre que hacer un
repaso por los más hermosos jardines del
mundo que he conocido, entendiéndolo como tal, aquellos entornos de esencia
natural pero que de una manera o de otra han sido reorganizados por la mano del
hombre.
Nada me gustaría más que empezar este repaso por los jardines colgantes de Babilonia, pero
las tropas de Alejandro Magno allá por el siglo IV a.C. fueron la puntilla para
una de las maravillas del mundo antiguo.
Para empezar un lugar recóndito, una sorpresa, un lugar
íntimo destinado a albergar la vida de las Beguinas, que eran mujeres que consagraban
su vida a Dios sin abandonar la vida laica y dedicadas a la beneficencia. Eran
mujeres libres, podían tomar esposo y abandonar su lugar en esta comunidad,
pero para una labor tan espiritual y discreta requerían de espacios reducidos,
pequeños, silenciosos, relajantes. El más inspirador para mí es el Beaterio de Brujas. El verdor de la
pradera, el surco generado por los canales, la multitud de árboles que suenan
con el pasar del viento y las casitas blancas de tejados empinados lo hacen un
lugar idóneo para el cuidado, el respeto y la meditación.
Desde Europa, cambiamos de continente para llegar a una
ciudad entera llena de exóticos jardines. Esta es la ciudad de Suzhou. Una próspera ciudad allá por el
siglo XVI debido al comercio de la seda, que permitió a sus grandes empresarios
construirse mansiones rodeadas de inmensos jardines que aportan equilibrio,
serenidad y una apetecible necesidad de beber un té verde. Dos de los jardines
más bonitos son El Maestro de Redes
y el Jardín del Administrador Humilde
(que si su humildad era proporcional a las dimensiones de este espacio, sería
la persona más humilde de la historia de la humanidad). Pabellones, bambús,
helechos, arces, lotos, carpas, todos los elementos para el relax de los
sentidos.
Volviendo
a Europa de manera definitiva, podemos continuar mencionando un jardín inglés
de diferentes fases y estilos arquitectónicos. El jardín de Hamptoncourt mantiene los espacios evolucionados desde
los Tudor, cuando por allí paseaban los pies sangrientos de Enrique VIII tras
cortar la cabeza a alguna de sus mujeres, hasta los pequeños y cortos pasos de
El Sombrerero y los de la Reina de Corazones de Alicia en el País de las
Maravillas.
Seguimos en Inglaterra a través del Stourhead Gardens en el condado de Wiltshire. Uno
de los jardines más impresionantes que he visto, más logrados y más evocadores
de la novela romántica inglesa. Un jardín privilegiado presidido por un palacio
paladiano, el nacimiento del río Stour y varios pabellones y población de
mantenimiento de la mansión y jardín. Una auténtica joya inglesa.
Del jardín inglés, nos pasamos al estilo renacentista
italiano, de los Jardines Boboli en
Florencia. Una inmensa extensión de jardines que servían para la competencia
entre dos de las más famosas familias italianas, la Medicis sobre los Pitti al
comprarles allá por el siglo XVI su increíble palacio toscano.
Una vez llegado a este punto es difícil superarse, y
podríamos recorrer los principales jardines imperiales, comenzando por Versalles y sus fastuosos espacios
paisajísticos y monumentales lagos, trianones y las villas de Maria Antonieta.
Espacio teatral donde se vivió la Revolución Francesa como espacio de intento
de huida de la familia Real y precisamente donde esta familia hizo sus grandes
fiestas y excesos que tanto enfurecieron al pueblo Francés. O pensar que Napoleón
y Josefina hicieron de sus Trianones su residencia preferida, o que en el salón
de los espejos, con vistas a estos jardines se firmó el tratado que dio final a I Guerra Mundial y sentó un motivo más para el inicio de la Segunda
20 años después. Muy relacionado con este, por parentescos familiares, por cercanía
y relaciones internacionales de la época podemos destacar los Jardines de Schönbrnn. Un magnífico
jardín imperial, presidido por la Glorieta como pabellón de descanso. Un jardín
remodelado en el romanticismo que alberga escenografías de ruinas romanas al
estilo y gusto del XIX.
Uno de los más impresionantes son los Jardines de Peterhof. El palacio
Imperial de Pedro El Grande en las proximidades de San Petersburgo. El palacio
fue todo un símbolo de los Zares y que Hitler intentó tomar tras el asedio a la
antigua Leningrado. Hasta tal punto es un símbolo de poder y de magnificencia
que Stalin lo destruyó a cañonazos para evitar que Hitler pudiera celebrar en
este lugar la potencial victoria sobre la ciudad. Sus juegos de fuentes de
Hércules, la delicadeza de los detalles y tanta historia entres sus árboles
ponen la piel de gallina al espectador.
Sin lugar a dudas podíamos terminar esta nota con los Jardines de la Granja, pero debido a su
gran influencia franco-italiana, ya comentadas en párrafos anteriores he
pensado terminar con algo mucho mas español, más castizo, más andaluz: Los jardines de los Reales Alcázares de
Sevilla. Un lugar refrescante y aromático, en el que moros y cristianos han
dejado su huella, su toque de aroma y de color.
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viernes, 8 de enero de 2016
LOS JARDINES MAS BELLOS DEL MUNDO
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