sábado, 10 de septiembre de 2016

ESTAMBUL



De la antigua Constantinopla al esplendor Otomano en Estambul.


Pocas ciudades albergan tanta historia, tantas leyendas y tanta riqueza pasada y futura como Estambul. Capital de provincia romana, capital del Imperio Bizantino y capital del Imperio Otomano. Centro del imperio que bajo los gobiernos de Mehmet III, Ahmet II y Suleimán el Magnífico hizo temblar a Europa, llegando sus dominios desde Bagdad hasta las puertas de Viena. Hemos resumido con 5 calificativos solo un puñado de imágenes emblemáticas de esta gran ciudad:

Misteriosa es la visita a la Cisterna de la Basílica. Gran obra de ingeniería que daba de abastecer a la antigua ciudad de Constantinopla. Data del año 532 y ha sobrevivido a inmensos terremotos y a convulsiones políticas. Fueron utilizados para su construcción restos de otros edificios de épocas anteriores, como unas inmensas cabezas de medusa.


Extraordinaria la grandeza de Santa Sofía. La iglesia principal de Bizancio, sede del patriarca de Constantinopla y de la Iglesia Ortodoxa hasta que el Imperio Otomano conquistó Estambul y la convirtió en Mezquita y posteriormente Ataturk,
la declarara edificio laico allá por la década de los años 30. Su exterior, que dista mucho de su imagen original no guarda relación con el interior, que conserva muchos de los mosaicos originales, creados a petición del hijo del Constantino. Es de los pocos monumentos que en mis viajes he visitado 2 veces a pesar de lo caro de su entrada (unos 11 euros). Impresionan sus dimensiones, sus tímpanos, sus arcos. Dignifica la base de una civilización, que desarrollaron muchos siglos después en el Renacimiento italiano. Los mosaicos dorados, los ricos mármoles nos acercan a la riqueza de una cultura que vivió su inicio y su final entorno a esta iglesia y que fue reciclada y (milagrosamente) conservada por la civilización islámica. Un ejemplo monumental al que trataron de hacer sombra sultanes tras sultanes a través de sus magníficas mezquitas.


Exótica, la Mezquita Azul, construida por orden del Sultán Ahmet para competir en grandiosidad con Santa Sofía. Su impresiónate exterior con la imponente cascada de cúpulas prepara al viajero para la belleza de pequeños azulejos de Iznik azules que recubren sus paredes. Esta mezquita rivaliza en importancia con la Meca al ser los únicos lugares religiosos islámicos que disponen de seis minaretes. La entrada es gratuita.


La aromática y colorida Estambul la podemos disfrutar en sus bazares. El más conocido Gran
bazar de intrincadas calles y laberínticos pasajes es una malgama de artículos, bares, joyerías, antigüedades, alfombras, imitaciones y baratijas sin control. Mi bazar preferido es el Bazar de las Especias o Bazar egipcio, mucho más pequeño, pero con otro encanto, aunque poco queda en ambos de sus orígenes.


Placentera se puede describir una experiencia en Çemberlitas. Siempre trato de no hacer publicidad de lugares concretos, pero este Hamman tan histórico merece un alto en el camino para disfrutar de los tratamientos de belleza y relax otomanos. Eso sí, chicas por un lado y chicos por otro. www.cemberlitashamami.com.tr/.



Además de estas visitas se recomienda no perderse

·         Una visita al Palacio Tokapi.

·         Un paseo en barco por el Cuerno de Oro.

·         Un desayuno con vistas al Bósforo.

·         A los amantes de la danza, un espectáculo de Derviches.

·         Una visita a las iglesias Bizantinas de la ciudad. Este apartado merece un artículo entero.


·         Probar un café turco, una infusión de manzana y las famosas delicias turcas, que tanto se mencionan en la literatura.

·         Para ambientar, nada como leer Asesinato en el Orient Express de Agatha Christie y ver la Pasión Turca de Vicente Aranda.

Notas de interés:
Se puede volar desde Madrid hasta Ataturk Airport este otoño desde 170 € ida y vuelta con escala, aunque el vuelo sea caro, la vida en Estambul es asequible. Hay hoteles de gran e impresionante lujo, y otros muchos más económicos. Mi consejo es alojarse en el barrio antiguo de Sultanahmet, un barrio céntrico, joven y desde el que se puede ir andando a casi toda la ciudad. Os recomiendo visitar www.turkeytouristguides.com/.

sábado, 3 de septiembre de 2016

BOSTWANA. PARQUE NACIONAL DE CHOBE






El Parque de CHOBE goza de categoría nacional desde 1967 y a pesar de no ser el parque más grande del país africano, es conocido por sus grandes manadas de elefantes, así como por la migración anual de las cebras y las manadas de búfalos.


Es habitual en África preparar las cámaras de fotos al atardecer siempre que uno se encuentra cerca de una charca. Es el momento en la sabana en la que los animales se acercan a refrescarse y las temperaturas apaciguan al viajero. Se puede encontrar en este parque de más de 10 mil kilómetros cuadrados el mayor santuario de elefantes del mundo. Se estima que en la estación de lluvias pueden llegar a contarse hasta 70.000 ejemplares acompañados de otras especies. La cercanía de las cataratas Victoria hacen de ese destino un viaje inolvidable.


Los paquetes y safaris ofertados no son lo que se puede decir asequibles a cualquier bolsillo (fácilmente desde 2.000 euros por 3 noches), pero sin duda será una experiencia única. La mejor manera de llegar al parque es aterrizar en Victoria Falls (Zimbagüe) aprovechar la visita a las cataratas Victoria y posteriormente cruzar la frontera (60 km) a Botswana para la visita al Parque. El billete de avión para este otoño se puede encontrar por unos 900 €. La página web de Botswana es www.botswana-tourism.gov.bw.


Que cada uno haga lo que estime oportuno con sus vacaciones, pero desde aquí invitamos a un turismo responsable, legal, y cuyo objetivo es disfrutar de la naturaleza contemplándola y cuidándola.

jueves, 1 de septiembre de 2016

RETOMEMOS EL CURSO DE LOS RÍOS



El verano ha pasado. El periodo vacacional queda atrás, pero permanecen los recuerdos de los lugares visitados y las personas que hemos conocido.



Tras cuatro semanas disfrutando de un exótico viaje, desde Esfera Viajera, hemos estado pensando cómo afrontar este nuevo inicio. Necesitábamos un elemento convergente de tantos y tantos destinos con la finalidad de unir experiencias, recorridos, problemas, personas, diversiones para terminar en el punto en el que todo se retoma, donde todo se junta y queda el pensamiento de lo disfrutado y de lo que queda por vivir en los futuros viajes.



Por lo tanto, nada mejor que tratar este reinicio desde el final de las vacaciones hablando de lo ríos. Sí, de los ríos. Esas masas de aguas que nacen en las montañas provenientes de las precipitaciones y de las nieves del invierno y que cuando llega el momento se derriten y comienza su viaje hasta desembocar en los océanos.



Si lo miramos con objetividad la gran mayoría de los lugares mas emblemáticos del mundo están asociados a un importante río. Y es que el ser humano desde siempre ha sabido de las bondades de asentar las grandes urbes cerca del abastecimiento del agua.



Hay ríos impactantes como el Amazonas, que atraviesa Brasil, ríos con historia como el Tíber a los pies de las grandes ruinas del imperio Romano y a los pies de la Ciudad del Vaticano. Tenemos los ríos románticos como el Sena, en el que se puede disfruta de bonitos paseos embarcados.



Hay un río en Europa especial para nosotros. Y es que la experiencia del ser humano está tan vinculada la música que El Moldava de Smetana es el preludio, nunca mejor dicho, para contemplar la belleza de dicho río a su paso por la magnífica Praga. Su sonido, su extensión y el puente de Carlos atravesándole a los pies del Castillo lo hacen inigualable.



Pero que no nos escuche el Danubio (Donau, para la gran parte de sus convecinos). Ya que este musical río atraviesa una de las más hermosas regiones de Europa. Viena, Bratislava y Budapest y gran parte de Rumania se desarrollaron entre sus meandros, siendo durante muchos siglos el límite de las guerras y de las invasiones.



Luego están otros ríos más asociados al desarrollo económico como el Rhein, que recorre toda la selva negra atravesando parte de la Alemania más desarrollada en el entorno de Dusseldorf y que hacen de él una magnifica autopista para conocer sus lugares, sus catedrales como la de Strasburgo, Spira, Coblenza, Colonia, o la capilla de Aquisgrán.



Ríos decepcionantes para nosotros como el Volga, por su  color tan artificial rozando lo fosforesce (qué culpa tendrá el río del uso que le damos los humanos) y ríos de admiración y elegancia que navega entre palacios como el Neva a su paso por San Petersburgo.



Cambiando de orilla, recordamos el Mississippi River, inspirador de tanta películas y que desemboca en la mágica Nueva Orleans. Soul y carnaval, y mítico por su escenas y paisajes de manglares. Compite con encanto y visitas turísticas con el Rio Colorado, famoso por su gran cañón y que presume de nacer de las imponentes Rocosas.



También tenemos ríos de civilizaciones como el Tigris o el Éufrates, pero especialmente el Nilo. Sus impactantes puestas de sol, su aderezo de templos egipcios, de tumbas faraónicas, de grandes urbes históricas y tantos y tantos tesoros que alberga. No solo recoge desde Abu Simbel hasta Luxor, la antigua Tebas, sino que serpentea y enriquece los restos de Amarna, los restos de Saqqara y la antigua Menfis, para llegar al Cairo moderno y terminar en un magnifico delta que albergó en su día la colosal Alejandría.



Un post tan nostálgico como este, no puede acabar mencionando otro río que no sea el más sagrado de todos los tiempos. Sucio, mal oliente, lleno de cenizas, pero repleto de misticismo, vacas sagradas y de espiritualidad. No puede ser otro más que el Ganges (Ganga), donde el alma se depura (porque seguro que el cuerpo no). Donde tantas personas creen que alcanzar su muerte en Varanasi les llevará al Nirvana. Un Nirvana tranquilizador, un Nirvana del que Siddharta Gautama (Buda) predicó en sus orillas.



Allá donde vayamos seguro que hay un río de agua, un río de pensamientos, de deseos y de sueños.